Cuestión de respeto


Opinión    En tardes de lluvia, de tedioso aburrimiento, de sofá y mantita y de, posiblemente, gin tonics tempraneros los 140 caracteres que ofrece Twitter para desahogarse, informar, deliberar e incluso meter la pata hasta el fondo pueden convertirse en un arma más que peligrosa.

   La semana ha estado calentita en lo que a dimes y diretes se refiere. Se especulaba el lunes con la posibilidad de que el Canijo hubiera cambiado a todo el grupo de cara al próximo carnaval, el martes comunicaron Los herederos del levante que se separaban y que habría dos agrupaciones en 2014 (convirtiendo la red social en el plató de Sálvame con los piropos que se cruzaban entre sus miembros) y ayer fueron dos los temas candentes de la tarde: Juan Carlos Aragón confirmaba que no irá al Falla el año que viene y, lo más grave, alguna mente “privilegiada” anunció que Pedro Romero había muerto.

   Una de las razones por las que me decidí a colaborar en Niuyor Kai es que en este blog nunca se da una noticia que no la haya contrastado antes un medio de comunicación OFICIAL y FIABLE, cosa que a día de hoy valoro más que nunca después de ver la cantidad de páginas que juegan a ser periodistas y caen en el más absoluto ridículo una y otra vez. Todos somos aficionados pero jamás se me ocurriría escribir una noticia para ninguna de ellas sin ser periodista, sin confirmar la información, sin saber lo que es una fuente o, en este caso, creyendo que Twitter y cualquiera de sus usuarios lo son.

   “Informar” de que se separa una agrupación o de que otra no sale el próximo año y equivocarse evidentemente no es tan grave y con una corrección prácticamente se subsana. Pero cuando hablamos de enfermedades, de personas que luchan contra ellas y de la muerte de alguien no basta con un “Ay, disculpen”, porque ya no es cuestión de la credibilidad que se pierde sino de la falta de respeto y el daño que se puede hacer tanto al protagonista de la noticia como a la ya de por sí denostada profesión de periodista.

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